Desde una base de investigación antártica hasta las Pirámides de Egipto pasando por varios confines del planeta, el mundo apagó las luces el sábado para celebrar por segunda vez la Hora de la Tierra y poner de manifiesto la amenaza del cambio climático. De manera sucesiva en cada huso horario del planeta, casi 4.000 ciudades y pueblos de 88 países se sumaron al acto patrocinado por el Fondo Mundial Silvestre (World Wildlife Fund), un plan de oscurecimiento que consistió en apagar todas las luces no esenciales entre las 8.30 y las 9.30 de la noche.
Un acuerdo para reemplazar el Protocolo de Kioto, que expira en el 2012, deberá acordarse en diciembre en Copenhague, Dinamarca, y el sentido de urgencia de los ambientalistas ha suscitado interés en la Hora de la Tierra en el 2009. El año pasado participaron 400 ciudades. Sydney había iniciado el esfuerzo de manera solitaria en el 2007.
Pese al aumento de interés por las negociaciones de Copenhague, los organizadores se preocuparon de que el entusiasmo por la celebración de este año quedara sepultado por la crisis económica mundial, dijo a la AP el director ejecutivo de Hora de la Tierra, Andy Ridley. Pero agregó que curiosamente parece haber tenido el efecto contrario.
"La Hora de la Tierra siempre ha sido una campaña positiva; se trata de fiestas callejeras y no de protestas callejeras, es la idea de la esperanza y no la desesperación. Y creo que eso es notablemente importante este año porque hay mucha desesperación", comentó. "Por otra parte, existe un ahorro al reducir el consumo de energía".
Las islas Chatham, un pequeño archipiélago 800 kilómetros (500 millas) al este de Nueva Zelanda, inauguraron oficialmente la Hora de la Tierra apagando sus generadores de diesel. Poco después se apagaron la luces en el Sky Tower de Auckland, el edificio más alto de Nueva Zelanda.
En Australia quedaron en la penumbra los famosos techos abovedados blancos de la Opera de Sydney. Las luces se apagaron en la Acrópolis de Atenas, la Esfinge de Giza y el centro de Londres. Hasta la avenida de los casinos de Las Vegas prometió plegarse a la conmemoración.
En la Base Scott en la Antártida, el contingente neocelandés de 26 personas apagó luces, artefactos y computadoras para dejar sólo la iluminación de emergencia.
Aquí en Teocuitatlan, ojala tambien todos la apagen. ¡¡¡¡¡¡
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