El fenómeno migratorio en Teocuitatlán de Corona, Jalisco |
Aquí es Teocuitatlán de Corona, un municipio ubicado al sur de la capital tapatía. Este es el panorama habitual.
“La mayoría se va”, expresó Imelda Aros, de Teocuitatlán, Jalisco.
“Mis hijos todos están allá”, indicó Alicia Gálvez, de Teocuitatlán, Jalisco.
“Tengo cinco hijos allá pero no tienen papeles, ya tengo 11 años que no los veo porque no tienen papeles”, señaló Silvia Gálvez, de Teocuitatlán, Jalisco.
Teocuitatlán es sólo uno de los municipios en donde está presente la migración. De acuerdo con especialistas de la Universidad de Guadalajara, Zacatecas, Michoacán y Jalisco son los tres estados con mayor índice de migrantes hacia Estados Unidos.
El fenómeno migratorio en el que muchos poblados se quedan por temporadas sin hombres, lo explican los especialistas al diferenciar al migrante por necesidad de quien lo hace por tradición, ese dicen, es el caso de Jalisco.
Isabel Corvera, investigadora de la Universidad de Guadalajara, explicó: “aquí tiene mucho que ver no sólo la necesidad de la gente de salir adelante, de buscar un empleo y de progresar, sino también la necesidad que tiene la gente de vivir lo mismo que ha vivido el vecino”.
“Se van a trabajar, con el fin de que no me platiquen”, manifestó Conrado Hermosillo, de Teocuitatlán, Jalisco.
La migración no es un fenómeno nuevo existe desde el siglo XIX y su auge se registró en 1920. Por remesas el año pasado México recibió más de 16 mil millones de dólares, divisas que, dicen los investigadores, representan un fuerte apoyo macroeconómico y la subsistencia de familias que calculan reciben entre 200 y 300 dólares al mes, pero aseguran tiene también un impacto negativo.
“Como la desintegración familiar, delincuencia, drogadicción, adicciones, deserción escolar”, destacó Isabel Corvera.
A pesar de que muchos dejan este poblado para ir a Estados Unidos por necesidad o tradición, otros ni siquiera lo contemplan.
“Está uno a gusto aquí, que va a ir a sufrir uno allá”, comentó Alejandro Jiménez, de Teocuitatlán.
(Artículo publicado en La Jornada el 16 de Febrero de 2008)